Hija de una pareja de activistas contra el 'apartheid' surafricano, pensadora nada complaciente del tiempo que le ha tocado vivir y experta buceadora de la subjetividad femenina en sus escritos, Deborah Levy (63 años) es hoy una de las voces literarias más respetadas de Reino Unido.
Pasó los años 80 escribiendo arriesgadas obras teatrales –Derek Jarman, el carismático director del cine 'queer', fue quien le insufló el gusanillo de la escena- y a finales de la década, Levy se pasó a la narrativa. En el 2011, con 'Nadando a casa', obtuvo su primera candidatura al Booker, un premio que se ha fijado en ella en dos ocasiones más. La última es ‘El hombre que lo vio todo’ (Random House / Angle), una historia enigmática de adictiva lectura que escribió al mismo tiempo que su celebrada 'Autobiografía en construcción', una obra fundamental para explorar a las mujeres de entre 40 y 60 años, una franja de edad que apenas ha generado literatura.
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