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Vicky Lee protagoniza un documental sobre su club trans en Londres: “Hemos creado una familia”

El 31 de marzo, Día de la Visibilidad Trans, se estrena en cines My Way Out, documental que repasa los 30 años del club trans londinense The WayOut.

Vicky Lee, empresarie y activista LGTBIQ+ de género fluido, jamás imaginó que su labor al frente del club trans londinense The WayOut terminaría siendo celebrada en el Festival de San Sebastián, donde se estrenó el documental My Way Out, ópera prima de Izaskun Arandia.

Tampoco que lo presentaría en Madrid ("la primera vez que la visito"), acompañade por su mujer Leslie, días antes de su estreno en cines, que tendrá lugar el 31 de marzo, coincidiendo con el Día de la Visibilidad Trans.

Cumple 30 años en 2023 el club The WayOut, todo un referente para la comunidad trans, y no solo a nivel británico. “Junto a mi socio y amigo Steffan Whitfield, que falleció en 2005, quisimos crear un espacio en donde las personas trans se sintieran seguras. Y en el que cualquier persona sería bienvenida, siempre y cuando respetase le diversidad”, recuerda Vicky. “Qué de recuerdos ha removido el documental…”, afirma emotiva.

¿Cómo nació el impulso de crearlo? En cierto modo, según confiesa –y también está reflejado en el documental–, por necesidad personal. “Sentí impulsos trans desde niñe”, explica. “Aunque me crie en un entorno 100% heterosexual, y durante muchos años no conocí a personas LGTBIQ+. Cuando empecé a salir por Londres buscaba desesperadamente un entorno en el que sentirme aceptade, y gracias a amigas drag queens comencé a encontrar mi lugar, y también a desarrollar mi pasión por actuar”

No era suficiente, porque no terminaba de sentirse del todo cómode en un lugar. Así que con su amigo, Steffan Whitfield –un performer gay especializado en imitar a las divas del Hollywood clásico– decidió crear The WayOut, porque sentían que las personas trans necesitaban un espacio seguro de libertad en donde relacionarse. “Era maravilloso poder invitar a muchas personas trans que íbamos conociendo al club. Y abrirlo a mí también me permitió desarrollarme como sentía que soy. Lo que Steffan bautizó como ‘inbetweenee’, y que a día de hoy por fin tiene un término que lo define, género fluido“.

The WayOut ha pasado por 16 salas en 30 años (“aunque estuvimos cerrados durante la pandemia, claro”), y Vicky se emociona al pensar en todas las personas trans que ha conocido en todo ese tiempo. Muchas de las cuales se convirtieron en parte de su familia elegida. “Es que ha sido maravilloso ver el proceso de muchas chicas amigas, antes y después de la transición. E ir a sus bodas cuando ha sido el caso“.

Izaskun Arandia, una vez pasó tiempo en el club, y no solo con Vicky, decidió estructurar su documental My Way Out con perfiles muy diversos de personas que han frecuentado en algún momento el club, además de los de sus creadores y la esposa de Vicky. “Como realmente no sabíamos qué enfoque le daría, nos quedamos de piedra al ver el resultado final. Porque nos pareció muy honesto, y un retrato perfecto de las vivencias que compartimos con ella“.

Fuente: Shangay.com


Miquel Missé: "Las categorías que nos dan sentido también nos encierran"

Miquel Missé nació en Barcelona en 1986 y es sociólogo y activista trans. También es consultor y formador independiente en el ámbito de las políticas públicas por la diversidad sexual y de género, colaboradora como investigador, implicado en iniciativas sociales y es creador, junto a Pol Galofre y Gracia Camps, del espectáculo “Trans Art Cabaret”. Sus intereses se centran en la promoción de una cultura trans plural y crítica, así como en la difusión de referentes transformadores. Es autor de varios libros, entre ellos “A la conquista del cuerpo equivocado”(2018). En 2022, el activista acudió a las I Jornadas "Un feminismo más allá de la identidad" del proyecto Taguri en la Casa Museo Pérez-Galdós, en Las Palmas de Gran Canaria. 

La manifestación del 8M se ha dividido en dos frentes donde la comunidad trans vuelve a ser cuestionada. ¿Dónde está el punto de encuentro?

Diría que hay un relato mediático respecto a una tensión entre los movimientos trans y feministas; y habría que entender que es un enfretamiento entre algunas corrientes feministas con algunas propuestas políticas trans, pero no lo homogeneizaría. Dentro de las críticas hay activistas que tienen dudas políticas respecto a la cuestión trans. No hay que evitar la expresión. El punto de encuentro tiene que ver con que el feminismo es una herramienta muy potente para construir una forma de entender la transexualidad despatologizante. 

La ley trans permite la autodeterminación de género frente a la patologización de terceros. ¿Cómo ha generado tanta polémica este debate? 

Cuando hablamos de autodeterminación de género es un principio por el que la gente trans, en nuestro país, puede modificar la documentación sin necesidad de un informe psiquiátrico y de dos años de hormonación, es decir, sin un tercero que evalúe si somos hombres o mujeres. Por tanto, frente a ese modelo que genera desigualdades y problemas, la mejor idea que ha tenido el movimiento trans es que no hay nadie autorizado para evaluar el género. No hay consenso sobre ello en esta sociedad, así que no lo vamos a pagar las personas trans. Observándola con lupa, la autodeterminación sonaba muy individualista y alejada de la estructura y las lógicas de la desigualdad de género, lo cual son críticas pertinentes, pero la cuestión es que nadie ha propuesto una solución. Si no hay una autodeterminación, ¿volvemos atrás con un psiquiatra? 

¿La abolición del género es posible?

La idea política de la abolición del género es interesante, pero ofrece muy pocos caminos en un mundo donde el género existe, opera y regula la vida. Lo que a mí me interesa es encontrar puntos de encuentro entre las luchas feministas y trans y, si la abolición del género implica que las personas trans no puedan verse reconocidas con los papeles sociales que ocupan, al final es una problemática. Hemos nacido en sociedades donde se nos ha señalado por incumplir las normas de género y la transexualidad es una vía posible para encajar en este mundo. No es perfecta y seguro que está llena de contradicciones, pero vivimos aquí y no en la evolución de género. Durante la mesa de debate quisiera hacer un paralelismo entre los movimientos feminista y trans resolviendo que, de la misma forma que basar el primero en la identidad mujer puede ser problemático, creo que el sujeto de la lucha trans no es solo el colectivo: abarca las luchas por la libertad de género, por la diversidad de género y son bienvenidos quienes compartan esos valores. 

En esta jornada se enfrentan las posiciones abolicionistas y reguladoras del trabajo sexual.

Entre abolir y regular, hay una intermedia: defender los derechos de las trabajadoras sexuales. No se trata de regular en un sistema desigual y de explotación, sino poner en el centro la realidad de muchas mujeres que tienen esta ocupación y están desvinculadas de sus derechos sociales y laborales. No sé si es justo que las castiguemos porque nos pareciera que no es moralmente aceptable. Es un poco parecido a la transexualidad, hay categorías de géneros muy rígidas donde, moviéndote de una a otra, la resignificas y redignificas. ¿Las trabajadoras sexuales no hacen más que vivir en un sistema de explotación o no pueden desmentir esto y tener otras experiencias o vivirlo de formas distintas? Se trata de escuchar y atender a quienes tienen vulnerados sus derechos.

El capitalismo no deja de ser el sistema donde se mueven estas realidades, del cual se sirve para explotarlo y utilizarlo. ¿Hay alguna vía para superarlo?

Más que víctimas de estos sistemas de explotación, habría que entender que también los habitamos y les damos otros sentidos. Dentro de lo trans no hay víctimas o culpables, somos distintos y compartimos experiencia en una sociedad binaria en relación a los papeles que se le han dado a hombres y mujeres. Las categorías que nos dan sentido también nos encierran y los sistemas que nos dan sentido al mismo tiempo nos oprimen: estamos atravesados por esa contradicción. La pregunta es cómo garantizar los derechos y cómo transformar la normativa del género, la presión de ser un niño masculino o una niña femenina en la infancia, eso es también una lucha trans muy importante.

Fuente: La Provincia


Tove Jansson y sus Mumin, la importancia de ser fiel a una misma

Artista e icono queer, la finlandesa Tove Marika Jansson (1914-2001) fue escritora, ilustradora, historiadora y pintora. Es particularmente conocida por su obra para la infancia y, sobre todo, por haber creado los personajes de la familia Mumin. Su fama se extendió con rapidez convirtiéndose en la escritora finesa más leída en el extranjero. En 1966 obtuvo el Premio Hans Christian Andersen de literatura infantil, por el conjunto de su obra. 

Entre los años 1930 y 1953 fue ilustradora e historietista para la revista satírica y antifascista  "Garm". Un año antes, en 1929 había creado a los Mumin, los personajes que la catapultarían a la fama. En 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, escribió e ilustró el primer libro de la saga: “Småtrollen och den stora översvämningen” ("Los pequeños troles y la gran inundación"), que no tuvo mucho éxito. Las obras que le hicieron alcanzar el éxito fueron su segundo libro “Kometjakten" ("La llegada del cometa"), en 1946, y el tercero "Trollkarlens hatt" ("La familia Mumin"), en 1948. El último de la saga se publicó en el año 1970.

Tove tuvo varias relaciones con mujeres hasta que, en 1960, se asentó en una remota isla del Golfo de Finlandia: Klovharu, con la persona que conoció durante su época de estudiante y que le acompañaría toda su vida: la artista gráfica y profesora Tuulikki Pietilä. Tove era una mujer discreta, pero nunca ocultó su lesbianismo. Fue la primera pareja lesbiana de Finlandia que se mostró de forma abierta y optó por visibilizar su orientación sexual en actos públicos, como por ejemplo, el Baile del Día de la Independencia en el Palacio Presidencial de su país. Su obra también refleja unos valores no sexistas, ya que las relaciones de los Mumin se construyen sobre roles libres de género, haciendo hincapié en lo importante que es ser fiel a una misma, hecho que los hace aún más universales. Aunque ella siempre dijo que no escribía para adoctrinar, sino para divertirse.

Fuente: InOutRadio


Miguel Poveda: "Me he quitado muchas mochilas y a mis casi 50 años camino más libre"

El cantaor de flamenco, de 50 años, habló por primera vez públicamente sobre su orientación sexual en una entrevista publicada en 2016 en la revista Vanity Fair. Poveda se ha ido descubriendo como la antítesis de la tradición y el conservadurismo que parece que siempre han rodeado a su profesión. Es el cantaor de flamenco y coplas más reconocido de nuestro país, con numerosos premios y reconocimientos que así lo acreditan, entre ellos cinco premios Grammy Latino al Mejor álbum flamenco. A través de sus manifestaciones públicas ha ido compartiendo el rechazo que sufrió a nivel familiar y social por su orientación sexual, así como su proceso de aceptación.

En una reciente entrevista para El Mundo, el cantaor presentó su último trabajo: "Diverso". 

"Sentí que un sector de la sociedad se estaba radicalizando, que la gente ponía muros, y yo quería hacer justo lo contrario", explicó al periódico. "Quería abrazar, tender un puente entre Triana y La Habana, que las peteneras mexicanas enlazasen con las flamencas o que el flamenco tradicional conviviese en un bolero con la voz de Omara Portuondo. Viajar. Y todo ello conviviendo de forma natural". Recuerda que de niño quería muchas cosas, hasta que vio que "la vida es otra cosa, que va en serio. Me dejo llevar, esperando que la vida me sorprenda para bien".

Esperando que "algunos seres humanos se inunden de empatía, sensibilidad, amor al arte, a la cultura, al ser humano, que cese la agresividad... Desearía por ejemplo que a Putin le entrara aunque fuese un átomo de sensibilidad y parase esa guerra absurda que es una sinrazón. Los artistas debemos lanzar un mensaje de amor y de unión, y que todos nos relajemos un poquito. Con amor, música y cultura se pueden conseguir muchas cosas".

En octubre, estrenó "El Gran Varón", en el Icónica Sevilla Fest, y después en La Habana, Torremolinos, Cádiz, Madrid y Barcelona. "Es un viaje musical que parte del flamenco y pasa por muchos lugares. Un mensaje de diversidad y entendimiento, amable y un compromiso social. "El Gran Varón" trata la historia de una persona trans. Hay un compromiso con el planeta que cogí prestado de Serrat. O un tema de Rubén Blades que habla de cómo cada uno entiende la Patria. Y además, cante canción andaluza, canción popular mexicana... Un concierto con muchos cambios y registros, y yo, el hilo conductor de ese viaje".

Cuando Miguel consume cultura siente que "en mí cambia algo y me hace mejor persona; me conecta con la belleza, con algo tan profundo que me comunica con el ser humano independientemente de su raza, creencia o condición sexual".

Si algo tiene claro Poveda es que es libre. En todos los aspectos de su vida. "Absolutamente. Me siguen afectando las cosas, pero me he quitado muchas mochilas y sé que a mis casi 50 años camino muchísimo más libre, porque sé que todo lo que hago nace desde dentro. Mi forma de sentir y ver la vida no permite que nadie me clasifique, me ate o me maneje, aunque sí acepto consejos y críticas y siempre estoy abierto a aprender".

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